Somos
plenamente conscientes de la disrupción que está introduciendo en nuestras
vidas la revolución digital? ¿Tenemos la capacidad de pensar hacia dónde
estamos yendo mientras navegamos el vértigo de datos e imágenes que estimulan y
seducen a nuestros cerebros? ¿Es posible que por estar atentos a todo corramos el
riesgo de no comprender nada? ¿Estamos generando las habilidades que les
permitirán a nuestras mentes permanecer lúcidas frente a una sobre-estimulación
jamás experimentada por el hombre?
Mucho
antes de que Internet fuera inventada, ya Marshall McLuhan, filósofo y pensador
canadiense, famoso autor de La aldea global y de la
mítica sentencia “el medio es el mensaje”, dijo: “Cuanta más información haya
que evaluar, menos se sabrá. La especialización no puede existir a la velocidad
de la luz”.
En Estética
de la desaparición, Paul Virilio, arquitecto y urbanista francés,
analiza profundamente la distorsión que la mecánica y la tecnología produjeron
sobre la percepción humana y afirma con alarmante contundencia que “la
velocidad destruye la verdad del mundo”. Vivimos en otro mundo, sentimos otro
mundo. A mayor velocidad, mayor ilusión. No es lo mismo caminar que viajar a
130 kilómetros por hora. Sus reflexiones se remontan al invento del
ferrocarril, del automóvil y del cine, y adquieren hoy renovada importancia.
Sobre el
ya vertiginoso proceso de la hiperestimulación, se suman ahora, para dar forma
a una versión “recargada” del mismo fenómeno, dos lógicas convergentes. Ambas
provienen de esa dimensión que tanto estudió McLuhan: la comunicación. Se trata
del rating “minuto a minuto” y de Twitter. Todo más rápido. Todo más corto.
La
tecnología nos atrae, nos entretiene, ayuda, acompaña, conmueve, sorprende. Nos lleva a dimensiones impensadas.
Es una plataforma fundamental para el progreso. Su potencia crece de manera
exponencial. La capacidad de procesamiento de un chip se duplica cada año. Lo
que podremos hacer con ella no parece tener límites.
Hace
unos años le preguntaron a Sergey Brin, uno de los creadores de Google, hacia
dónde iba la tecnología. “No lo sé”, respondió. Y aclaró: “Si lo supiera, no te
lo diría”. Seguramente, Brin sabe mucho más de lo que dice. Pero esto no le
quita validez a su mensaje. En algún punto, el futuro de la tecnología es
impredecible. Avanza tan rápido que no se puede saber con demasiada
anticipación cuál será su próximo hito. Es en sus rasgos de identidad donde se
reflejan como en un espejo algunas de las características más salientes de este
siglo: velocidad, conectividad e incerteza.
Sin
embargo, no por alabar esa potencia que está modificando sustancialmente nuestras
vidas podemos desconocer que, como todo poder creciente, el de la tecnología
también tiene su lado oscuro. Así como por un lado nos libera, por el otro
puede atraparnos. Así como nos conecta con todo y con todos, todo el
tiempo, también puede llegar a aislarnos, anularnos, asfixiarnos. De manera paradójica,
la revolución tecnológica a la que estamos asistiendo tiene tanto la capacidad
de generarnos sentimientos positivos como nuevas angustias y temores.
Recientemente se comprobó, en un estudio realizado en el Reino Unido, que más
del 50% de la población inglesa sufre de “nomofobia”. De acuerdo con Wikipedia,
la nomofobia es “el miedo irracional a salir de casa sin el teléfono móvil”.
El
primer domingo de agosto de 2010, la revista de La
Nación publicó una nota de tapa memorable. Se veía la cabeza de una
persona gritando de manera desencajada. Podía imaginársela al borde de la
locura o en un estallido de ira. También, en un desesperado pedido de auxilio. El
título de la nota se resumía en una sola palabra: “Infoxicados”. Y aclaraba luego
su significado: “Vivimos permanentemente conectados. Inmersos en un mar de
datos y con poco tiempo para procesarlos. Estamos intoxicados de información”.
Asistimos
a una lucha mucho más potente y gravitante que aquella de 1997, cuando la
supercomputadora de IBM, Deep Blue, derrotara por primera vez a un gran maestro
del ajedrez como Gary Kasparov. Hoy estamos frente a la pelea de fondo. Se
trata de nuestras mentes y nuestras emociones peleando contra sí mismas. O,
mejor dicho, contra su versión distorsionada por el magma de estímulos que
reciben sin límite.
¿Es posible que por estar atentos a todo corramos el riesgo de no comprender nada?
Susan Greenfield, una prestigiosa científica británica de la Universidad de Oxford, especialista en fisiología del cerebro, se dedica a investigar y estudiar el mal de Parkinson y el Alzheimer. Es reconocida por su permanente difusión de la ciencia. Ha publicado varios libros y es consultada con frecuencia por los medios masivos de comunicación. En uno de sus artículos publicado en mayo de 2010, definió lo que dio en llamar el efecto pantalla. “La velocidad y la multiplicidad de mensajes en la pantalla han reducido nuestra capacidad de mantener la atención y de retener lo que han vuelto más sensibles a las apelaciones sensoriales y menos hábiles a la hora de abstraer. Corremos el riesgo de transformarnos en aspiradoras de irrelevancia”. Y concluía con una sentencia digna de atención: “Podemos volvernos sabios aparentes”.
En el
mismo sentido de alerta se ubica el cuestionado libro Superficiales.
Qué está haciendo Internet con nuestras mentes,
publicado el año pasado por Nicholas Carr, escritor norteamericano experto en
medios digitales. El libro fue finalista del premio Pulitzer en la categoría de
no ficción, dando por entendido que su pregunta esencial (“¿Estamos sacrificando
nuestra capacidad para leer y pensar con profundidad?”) merece por lo menos ser
explorada y debatida. En sus propias palabras, al ser entrevistado por el
diario español El País: “La ciencia habla claro en
este sentido: la habilidad de concentrarse en una sola cosa es clave en la
memoria a largo plazo, en el pensamiento crítico y conceptual, y en muchas
formas de creatividad. Incluso las emociones y la empatía precisan de tiempo
para ser procesadas. Si no invertimos ese tiempo, nos deshumanizamos cada vez
más”.
Facebook ha modificado para siempre el sentido de la intimidad y Google se consolida como un “cerebro paralelo”
Hace más de 2000 años, Lao Tsé, uno de los padres del pensamiento oriental, lo definió brevemente. Una enseñanza atemporal con un formato digno de Twitter, apenas 117 caracteres: “Para lograr el conocimiento, añade cosas todos los días. Para lograr la sabiduría, líbrate de cosas todos los días”.
En
algunos restaurantes trendy de New York, al entrar te dan un
phonekerchief, una especie de pañuelo o servilleta que está hecha
de un material que bloquea la señal telefónica y que puede llevarse en
cualquier bolsillo como un símbolo. Dice: “My phone is off
for you” (Mi teléfono está apagado para vos). El
nuevo mensaje manifiesta una contratendencia: “Mientras estoy acá, estoy acá.
Punto. Y estoy desconectado de todos para estar conectado a este momento”. Lo
opuesto a la conexión total 7x24x365 que gran parte de la población cultiva y
pregona hoy en día. Ya comienza a hablarse de los lugares “agujero
negro” como uno de los posibles lujos del futuro cercano. Son aquellos espacios
que por motivos naturales o inducidos no tienen conexión a la Web o señal de
celular.
De todos
modos, no podemos ser ni ilusos ni utópicos. Por más que quisiéramos, no
podríamos evitarlo. Lo que es, es. Si queremos circular por este mundo con
algún grado de sociabilidad razonable, tendremos que aprender a “convivir” en
una relación sana –por definición “no tóxica”– con la tecnología.
No se
trata de menos tecnología lo que resultaría casi imposible, además de poco práctico
y un desperdicio de oportunidades, sino de crear las capacidades para usarla
adecuadamente.
Si, en
términos de Max Weber, “poder significa la probabilidad de imponer la propia voluntad
dentro de una relación social, aun contra toda resistencia”, coincidiremos en
que el poder de la tecnología sobre nosotros se incrementa día tras día y, por cierto,
nuestra resistencia es poca. Aceptamos gustosa y placenteramente cederle más y
más espacio en nuestras conciencias y en nuestras vidas.
Es en
esta instancia donde no podemos pasar por alto que pensar y entrar en conexión profunda
con nosotros mismos y con los demás requiere de tiempo. Las ideas y los
vínculos necesitan maduración.
El rapto
de lucidez mental solo puede llegar a la mente apta para recibirlo. Y el
conocimiento mutuo solo se da a través de las experiencias compartidas.
Bien
entendida, la tecnología no es ni buena ni mala. Es apenas una herramienta. Muy
potente, muy útil y muy seductora. Pero no por eso deja de ser una herramienta.
Un medio, y no un fin. Para poner todo su potencial a nuestro favor, necesitamos
retirarnos con cierta regularidad. Preservar y oxigenar nuestra mente.
Desintoxicar nuestra sensibilidad. En el tiempo que viene, deberemos aprender a
desconectarnos de tanto en tanto con lo virtual, para poder conectarnos con lo
real. Y manejar esa permanente “entrada y salida”. Lo virtual y lo real no son
mundos opuestos, antagónicos o totalitarios. Representan, ya, dos caras de la
misma moneda. Son dimensiones coexistentes. No es cierto que la realidad vaya a
desaparecer y que todo quedará reducido a pantallas y bits. La gente se conecta
a través de las redes sociales para terminar encontrándose, como siempre, en algún
lugar físico. Y tampoco es cierto que el espacio de lo virtual tenga un impacto
menor y anecdótico en la vida cotidiana. Por ejemplo, Facebook ha modificado para
siempre el sentido de la intimidad y Google se consolida prácticamente como un “cerebro
paralelo”.
Recuperando
la concepción aristotélica, se trata de encontrar “el justo medio” entre uno y
otro mundo. Cierto equilibrio vital acorde con esta nueva era. Tal vez sea esta
una de las habilidades más relevantes que tendremos que desarrollar y
ejercitar. Quizá se vuelva la única manera de tolerar las altas dosis de
conectividad, tan necesarias como inevitables para poder vivir en un mundo
hipercomunicado, sin perder la orientación. O aprendemos a ser los amos de la
tecnología o terminaremos siendo sus esclavos.
Publicado por: Guillermo Ollveto. Noviembre - diciembre 2012.
Publicado por: Guillermo Ollveto. Noviembre - diciembre 2012.
Si bien es cierto que la tecnología crece a pasos agigantados y en todas las direcciones que pueden existir, el hecho de que su existencia y crecimiento nos facilite la satisfacción de nuestras necesidades, esta creando una gran dependencia que evoluciona cada día, y aunque esta nivel tecnológico no se encuentre en todos los países (por lo menos no al mismo nivel) los que van por detrás, muestran síntomas de avance, es decir que van por el mismo sendero de "infoxicación". Sin embargo, para "progresar" en todos lo sentidos, el evolución tecnológica es fundamental y la base principal para lograr dicho progreso. Y en mi opinión personal, el punto álgido a reseñar es básicamente el de mantener el equilibrio que genere la "armonía" necesaria para fundamentar un vida sana, y que sumará en importancia y con creces en el futuro, ya que de no conseguir este equilibrio, nos enfrentaríamos a un conflicto socio-cultural de proporciones bíblicas, contrariando la vida real con vida virtual de los usuarios debido a la capacidad absorbente de esta ultima; en este punto destaco la frase que reza "“Para lograr el conocimiento, añade cosas todos los días. Para lograr la sabiduría, líbrate de cosas todos los días” Y es que nos podríamos volver sabios de apariencia debido conocer mucho y no comprender nada por la hipercomunicacion existente.
ResponderEliminarPD: Excelente articulo
En este mundo ya abarrotado de tecnología los estudios y encuentras elaboradas ya nos dan como vencedores de abuso y exceso de necesidad por la tecnología este mal necesario que lo usamos como finalidad de nuestros problemas y no como medio para solucionarlo nos esta abarrotando el cerebro de información no necesaria ya que no sabemos utilizarla adecuadamente cuenta el articulo que nuestros conocimientos están en un mundo paralelo empieza a existir el descontrol y enfermedades como la homofobia
ResponderEliminarComo acotan ellos es cuando es importante desintoxicar y oxigenar nuestros cerebros la tecnología es buena por que nos ayuda como herramienta a facilitarnos muchas cosas conectarnos, indagar , pero todo en exceso es malo es encontrar el punto medio tal vez sea necesario para la vida en el siglo que estamos y el que vendrá pero siempre estar orientados a lo que es capaz de hacer .
“Cuanta más información haya que evaluar, menos se sabrá... Es cierto, cada vez nuestro mundo se vuelve más tecnológico y se ha vuelto indispensable seguir la corriente de información que se genera a cada segundo a traves de la red. Nos adaptamos a este proceso de manera tal que estar alejados por un tiempo de todo esto genera ansiedad. Podemos observar que estan haciendo nuestros amigos, leer noticias del mundo, oir música, investigar algo que nos interese, entretenernos con algun juego en línea, conversar con otras personas, en fín, interactuar con el mundo exterior o sumergirnos en una maquina y perder todo contacto con nuestro alrededor; todo esto sin darnos cuenta de la sobrecarga que puede recibir nuestro cerebro de información. Perder Contacto, no comprender lo importante de cada cosa, trastornos del sueño y personalidad, son efectos claves de el abuso de las tecnologias existentes.
ResponderEliminarEstablecer un equilibrio es lo que nos puede permitir avanzar sin perder nuestro Humanismo.
Ana Karina Monsalve
Hoy en día debido a la gran cantidad de tecnologías, según estudios realizados, se nos considera personas ilimitadas en cuanto a la tecnología, en vista que la misma nos atrae, nos entiende y entretiene la usamos como objetivo de adicción y no como medio para aumentar nuestros conocimientos, no nos damos cuenta que nos está saturando el cerebro de información, el levantamiento tecnológico que estamos presenciando actualmente nos genera sentimientos positivos y negativos, angustias y temores, de aquí surge la palabra infoxicacion, que no es más que el estado de la persona en el cual se siente agobiada, saturada e incluso asfixiada por el exceso de información ya antes mencionado y esta sobrecargada de datos provenientes fundamentalmente de redes sociales, e-mails, webs, entre otros medios de comunicación.
ResponderEliminarEs en esta instancia donde no podemos pasar por alto que pensar y entrar en conexión profunda con nosotros mismos y con los demás requiere de tiempo. No podemos pasar todo nuestro tiempo libre inmerso a un mundo de tecnología.
Bien entendida, la tecnología no es ni buena ni mala. Es una herramienta. Muy importante y muy útil. Es un medio, y no un fin.
Es recomendable Desintoxicar nuestros conocimientos. En el tiempo que viene, deberíamos aprender a desconectarnos de tanto en tanto con lo virtual, para poder conectarnos con lo real. O por lo menos priorizar en lo que nos conviene, y encontrar un punto medio con nosotros mismos y la tecnología y manejar esa permanente entrada y salida de nuestros conocimientos.
AMANDA OLIVEROS
La tecnología es fundamental en nuestras vidas ya que vivimos en un mundo que se desarrolla rápidamente y por esa razón a través de los años hemos evolucionado y en la actualidad dependemos mucho de ella. Este articulo tiene muchas preguntas muy curiosas que nos hacen reflexionar y pensar ¿Sera que estamos utilizando de una forma adecuada tanta información tecnológica?, es una pregunta que muchos creen tener la respuesta adecuada pero que no aplica a la realidad que se está viviendo. La parte que menciona que por estar pendiente de todo corremos el riesgo de no aprender nada, eso es muy cierto ya que en internet encontramos tantas cosas y nosotros como personas curiosas que somos queremos ver todo y leer sobre temas diferentes al mismo tiempo y a veces hasta nos desviamos y nos olvidamos de cuál era nuestra búsqueda inicial, y a final del cuentas no nos queda nada, porque con muchos temas saturamos a nuestro cerebro de mucha información. También me gusto mucho la parte de que la tecnología puede ser buena o mala, estoy de acuerdo con eso, todo depende de cómo la usemos; todo en exceso es dañino hasta las cosas que creemos que son muy buenas nos puede hacer daño.
ResponderEliminarCon esta lectura aprendí términos nuevo los cuales fueron: nomofobia y infoxicado, los dos son termino que se adaptan perfectamente a la realidad que estamos viviendo en todos los países del mundo. Salir de casa sin el celular es algo que nosotros consideramos falta, porque ya lo vemos como el aire que respiramos, no como un lujo si no como una necesidad fundamental en nuestras vidas, nos cuesta estar un día a veces horas sin nuestro celular. Y con respecto a la intoxicación de información también es muy cierto.
Estefhany Silva
CESAR R. RODRIGUEZ M.
ResponderEliminarVivimos en una era tecnológica, donde constantemente nos bombardean con avances publicidades, nuevas tendencias y nos preocupamos por estar a la vanguardia.. Estamos Saturados de información por que queremos saber y percibir todo, (redes sociales, telefonía celular, tv, computadoras, vehículos, etc.) Pero logramos entender pocas cosas como su nombre y su costo, el siglo XXI esta en constante desarrollo tecnológico porque hay mucha competitividad por parte de las empresas y siempre estan trabajando en algo impactante, ya sea creado o innovado que capte la atención de consumidores para lograr un puesto en el mercado global.. Aparecen tantos productos nuevos y actualizaciones constantes de ya existentes que no terminamos de aprender sobre uno cuando ya aparece otro mejor y esto acarrea que no sepamos como utilizarlos, la sobrecarga de información puede terminar aburriendo creando un agotamiento mental..
hoy en día la tecnología es una herramienta fundamental en el día a día de todos los seres humanos, ya que esta aporta de gran manera y con facilidad respuestas inmediatas a nuestras inquietudes o deseos como por ejemplo el internet (google, twitter, facebook, wikipedia, etc), la tecnología también contribuye de cierta manera con el planeta tierra otorgándole un respiro al reducir la extracción y contaminación de recursos naturales con la implementan de informaciones en la web(periodicos digitales, dropbox, entre otros que no necesitar de materiales tangibles) . Pero no todo es color de rosa con las tecnologías ya que estas pueden causar un gran impacto negativo en las personas que las usen de manera excesiva pudiendo generar falta de comunicaciones personales, poco aprendizaje permanente al buscar las respuestas mas rápidas en el Internet sin prestarle mucha atención a su contenido.
ResponderEliminarfinalmente las tecnologías no son buenas en exceso siempre hay que descansar un poco de las tecnologías para así no generar un gran agotamiento mental y una intoxicación de información.
Hoy en día la tecnología podríamos decir que avanza día a día lo cual nos ha llevado a tal punto que por querer estar al día con todo nos saturamos nuestras mentes con tanta información que sin darnos cuenta nos esta es causando daños en cuestión de salud podría decir por querer estar al día con todo .
ResponderEliminarPero también es muy sabido que hoy en día todo se maneja mediante computadores, table, ipad telefonía celular de tercera generación; por otra parte tenemos redes sociales que es algo muy común , y es allí donde nos hacemos la pregunta todo esto de los avances tecnológicos no son buenos o sin saber nos están causando daños sin darnos cuenta.
reinel salazar florez
MARYNES FERNANDEZ B
ResponderEliminarLos avances tecnológicos desde mi punto de vista son tan positivos como negativos, analizando este blog me hace dar cuenta que el hecho de estar manejando varias tecnologías al mismo tiempo al final no nos deja procesar debidamente cada cosa que estamos haciendo, ej: (estar en la computadora y estar manejando el celular al mismo tiempo, así como también nos corta las relaciones interpersonales, ya que se ha dejado de compartir en lugares físicos ya que pasamos mas tiempo conectados al mundo virtual que al físico. Lo importante es saber equilibrar entre el mundo virtual y real, y considerar como mas importantes estar conectados de forma mas humana.
debido a la cantidad de avances tecnológicos , según algunos estudios realizados , se nos consideran personas ilimitadas en cuanto a la tecnología, en la maneras en que esta nos atrae y nos divierte. la usamos como medio de adicción y no como herramienta para aumentar nuestro conocimientos.Una vez que entendamos la capacidad que tiene la tecnología podemos decir que no es buena ni mala , que es una herramienta que nos ayuda adquirir mas conocimientos sobre los temas que sean de nuestro interes. con esto podemos decir que la tecnologia es lo mejor que puede conocer el ser humano, sin ella no viviriamos en este mundo lleno de conocimiento .
ResponderEliminarmarco pernalete
Con el paso del tiempo los avances tecnológicos son cada vez mayores, convirtiéndose cada día más en una herramienta indispensable para el desenvolvimiento social organizacional y personal. Estos avances son una herramienta que se convierte en un arma de doble filo. Pues el facilitarnos la forma de conseguir lo que queremos o necesitamos nos hace cada vez más dependientes de la tecnología.
ResponderEliminarLa tecnología nos permite comunicarnos con personas cercanas y no cercanas, informarnos de forma casi inmediata de lo que sucede y acontece a nivel mundial. Al mismo tiempo se ha convertido en pieza fundamental en las organizaciones ya que les permite en tiempo menores más producción con mejores resultados, requiriendo para ello capacitar al personal en atención a las herramientas o equipos de alta tecnología con los que cuentan.
FAVIOLA GARCIA C.I.V- 9.684.897
Se puede percibir que el Internet se ha vuelto indispensable para la vida de una persona, ésta ofrece tantas ventajas que lo vuelven en una herramienta eficaz a la hora de realizar cualquier tarea. Se han tratado muchos temas y discusiones sobre las ventajas y desventajas que ofrece un mundo con tanta tecnología e información a la velocidad de un rayo, más sin embargo depende de la persona "ser amo o esclavo" . Un adecuado manejo puede abrir las puertas a un mundo nuevo de posibilidades, o por el contrario puede aislarte de ese mundo que ofrece tanto para dar.
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