Hace cincuenta años, tras la
crisis de los misiles en Cuba en octubre de 1962, se acordó limitar las pruebas
nucleares. La preocupación en la opinión pública por la escalada del armamento
y los ensayos nucleares, obligaron a los gobiernos de Estados Unidos, Reino
Unido y la Unión Soviética a firmar al año siguiente el Tratado de Prohibición
Parcial de Pruebas Nucleares, aunque Francia y China continuaron realizándolas.
Éste prohibía los ensayos en la atmósfera, bajo el agua y en el espacio,
permitiendo sólo los subterráneos.
Como consecuencia de estas
detonaciones, los niveles de carbono-14, una forma no radiactiva de ese
elemento, crecieron en la atmósfera para descender posteriormente a partir de
1963, a niveles cercanos a los habituales. Con los alimentos, el organismo absorbe
grandes cantidades de carbono contenido en los vegetales y animales y es
utilizado posteriormente a medida que nacen nuevas células de las que pasa a
formar parte.
Un grupo de investigadores del
Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia), en el que participa Jonas Frisén,
ha podido comprobar que las mismas concentraciones de este carbono pesado
encontradas por aquellos años en el aire, se reflejan en las largas cadenas del
ADN de las células del cerebro y gracias a ello han podido arrojar luz sobre un
tema pendiente en neurociencia, el del nacimiento de nuevas neuronas en el
cerebro adulto. El estudio se ha publicado en el último número de la revista
Cell.
ARQUEOLOGÍA
CEREBRAL
De este modo, las neuronas
nacidas en los años cuarenta y cincuenta han sido datadas de igual modo que los
arqueólogos fechan sus hallazgos. Midiendo la concentración en el hipocampo -la
región cerebral asociada a los procesos del aprendizaje y la memoria-, de
muestras de tejido procedente de personas fallecidas, los investigadores han
encontrado que más de una tercera parte de estas células son renovadas a lo
largo de la vida. Se ha estimado que alrededor de 1.400 neuronas nuevas se
incorporan cada día durante la edad adulta en el hipocampo, un ritmo que apenas
decrece con la edad. "Durante mucho tiempo se pensó que el hombre nacía
con un número determinado de neuronas y que no se formaba ninguna nueva después
del nacimiento", explica Frisén. Experimentos llevado a cabo hace 15 años
con bromodeoxiuridina, una sustancia química que ya no se utiliza para estudios
con personas, dejaron claro que sí había neurogénesis en el cerebro adulto,
como habían sugerido trabajos previos, pero no zanjaron la polémica existente
en este controvertido tema entre la comunidad neurocientífica.
Ésta "es la primera
evidencia de que hay una sustancial neurogénesis en humanos a lo largo de su
vida adulta, lo cual apunta a que esas nuevas neuronas contribuyen al
funcionamiento del cerebro", destaca Frisén. "Aún a falta de analizar
en profundidad las ventajas o desventajas de su modelización matemática, y
sobre las que habrá que tener la debida cautela, los hallazgos de Spalding y
colaboradores demuestran que existe en el hipocampo humano adulto una tasa de
neurogénesis muy superior a la sospechada hasta ahora, que es similar en
cantidad en hombres y mujeres, y que estas nuevas neuronas tienen en el ser
humano una vida media de alrededor de 7 años, la mitad de la de las neuronas
que nacieron durante el desarrollo cerebral.
Pero lo más importante de todo es
que la tasa de neurogénesis adulta declina durante la vida del individuo mucho
más despacio que en roedores. Así, mientras que en los ratones de laboratorio
la tasa de neurogénesis decae a la décima parte del nivel de la neurogénesis
inicial a los 9 meses de vida del roedor, que suele vivir una media de dos
años, en el ser humano esta tasa sólo decae al 25% en toda la vida, como se ha
visto ya que se examinaron cerebros de sujetos de hasta 92 años", explica
José Luis Trejo, responsable del grupo de Neurogénesis Adulta del Instituto
Cajal-CSIC.
¿PARA QUÉ
SIRVEN LAS NUEVAS NEURONAS?
Debido a que el proceso es
similar en los roedores, la neurogénesis en humanos podría jugar el mismo papel
que en aquellos, donde se ha demostrado que las neuronas recién incorporadas
influyen en los procesos cognitivos y los desórdenes mentales. "Desde hace
tiempo se sospecha que la depresión está relacionada con una menor neurogénesis
en el hipocampo. Nuestros hallazgos podrían abrir el camino para desarrollar
antidepresivos más efectivos una vez se comprenda a fondo todo el
proceso", apunta Frisén.
Uno de los interrogantes que hoy
persisten es la función que realizan las neuronas nuevas en el cerebro. Según
explica José Luis Trejo, en los últimos 25 años se ha acumulado evidencia de
que las neuronas inmaduras nacidas en el cerebro adulto cumplen una función
importante para los circuitos neurales relacionados con el aprendizaje, memoria
y respuesta a un medio ambiente en constante cambio. Incluso un reciente
estudio publicado anteriormente en Science, apunta que una parte importante de
las diferencias en la personalidad podría deberse a estas nuevas neuronas.
"Aquellos científicos
reticentes a considerar relevante la neurogénesis humana adulta siguen teniendo
razón en una sola cosa: los modelos matemáticos utilizados hasta la fecha no
han sabido descubrir aún para qué sirven, en última instancia, estas nuevas
neuronas en el hombre, pero a partir de este estudio, no podremos volver a
decir que la neurogénesis adulta en humanos es una reminiscencia
filogénica", opina Trejo. Y es que, explica el investigador del Cajal, en
la escala filogenética, a medida que se asciende en las escala evolutiva, cada
etapa tiene menos neurogénesis, lo que dio pie a que, en la década de los
ochenta, muchos científicos de prestigio, ante las enormes evidencias de que
existía neurogénesis en el cerebro adulto de los mamíferos, cuestionaran si
esas nuevas neuronas servían para algo.
Fuente: revista CELL
Interesante publicación Porf.
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ResponderEliminarProfesor, en virtud de los avances comentados en el artículo, resulta interesante como puede ésto relacionarse -indudablemente- con los procesos cognitivos y la Neurología, sobre todo en el tratamiento de enfermedades del sistema nervioso.
ResponderEliminarEfectivamente tiene una relación muy estrecha con los procesos cognitivos de aprendizaje, memoria y por supuesto que participa en el reconocimiento de contextos peligrosos. Ahora bien, con respecto al tratamiento y diagnóstico de afecciones en el sistema nervioso en los próximos años deben haber una avanzada muy importante por la cantidad de recursos económicos que anunciaron la Unión Europea y EEUU para el estudio del cerebro
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