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lunes, 12 de agosto de 2013

Inteligencia social: la nueva ciencia del éxito

Inteligencia social: la nueva ciencia del éxito

Estás equivocado, absolutamente equivocado; y te lo voy a demostrar”. La persona que recibía estas afirmaciones era un militar de alta graduación y técnico experto que trabajaba para el departamento de Defensa, y la persona que las emitía era un asociado de mi compañía que tenía una gran capacidad técnica, pero una tremenda falta de habilidad social.

En un momento de la reunión con el experto del Gobierno, este opinó en contra de las posibilidades de una de nuestras tecnologías y mi compañero, que tenía una magnífica inteligencia  abstracta pero nula social, decidió que debía aclararle al militar algunas cosas. Sus palabras ocasionaron a nuestra empresa una pérdida de varios millones de dólares.

Competencia social
La capacidad para llevarse bien con la gente representa la inteligencia social, y es una de las competencias más importantes de nuestra inteligencia. Podemos decir que es una mezcla del entendimiento básico de las personas –una especie de percepción social estratégica– conjugada con una serie de capacidades para interactuar adecuadamente. La inteligencia social tiene cinco dimensiones sociales:

Un radar para leer el contexto social en el que nos encontramos y que nos permite elegir diferentes conductas.
Apariencia, qué es lo que los demás perciben de ti: confianza, auto-respeto y valoración personal.
Autenticidad, que no es más que una forma de conducta que genera la percepción de que eres honesto contigo mismo y con los demás.
Claridad, la utilización del lenguaje de forma efectiva, explicando los conceptos para que los demás los entiendan y persuadiéndoles con nuestras ideas.
Empatía, la capacidad de crear un sentido de conexión con los demás; hacer que los otros estén en tu misma onda y se te aproximen.

Todas estas dimensiones de conducta van desde una posición de altamente efectiva a muy poco efectiva, y su desarrollo ayuda a comprender el espacio social.

Tóxico o estimulante
Los comportamientos tóxicos contribuyen a la alineación al conflicto y a la animosidad, y hacen que los otros se sientan devaluados, molestos o frustrados; mientras que los estimulantes nos llevan hacia la empatía, la comprensión y la cooperación, y hacen que los otros se sientan valorados, capaces, respetados y apreciados. Las personas con una alta inteligencia social –aquellas que son esencialmente estimulantes en su conducta– resultan atractivas, mientras que las que tienen una baja inteligencia social resultan básicamente repelentes.

La principal causa de una baja inteligencia social es la falta de introspección. Las personas tóxicas están frecuentemente tan preocupadas por sus contradicciones internas que son incapaces de entender el impacto que tienen en los demás, por eso necesitan que les hagan ver cómo son percibidas.

Inteligencia social y emocional
La relación entre una y otra es cada día más clara. Por ejemplo, cuando Reagan era presidente de Estados Unidos generó un alto nivel de afecto que no hizo más que crecer una vez que dejó su cargo. Sin embargo, aquellos que trabajaban más próximos a él se daban cuenta de la paradójica contradicción entre su persona emocional y su persona social. Reagan era muy habilidoso para motivar y encantar a la gente; pero eran muy pocos quienes, a un nivel personal, podían conectar con él. Las relaciones con los miembros de su propia familia eran distantes y tensas. De hecho, sus colaboradores decían que les demostraba muy poco interés. Ronald Reagan era un hombre con una tremenda inteligencia social, pero con muy poca inteligencia emocional.

Necesitamos hacer de nuestra inteligencia social una prioridad y desarrollarla para ganar el respeto y cariño de quienes nos rodean. La necesitamos para aprender a colaborar e influir de forma efectiva y para conectar con aquellos a los que dirigimos.

Para conseguirlo, tenemos que trabajar nuestra empatía. Hemos de ser capaces de presentarnos de forma adecuada y ganarnos el respeto del equipo. La inteligencia social puede reducir el conflicto, crear colaboración y eliminar la polarización a través del entendimiento. Solo de esta forma movilizaremos a las personas hacia los objetivos comunes.

Por Karl Albrecht

domingo, 26 de mayo de 2013

LOS MEJORES COMMUNITY MANAGER DE ARGENTINA 2012

Management Herald, durante los meses de agosto y septiembre de 2012 y OH! PANEL llevamos adelante un inédito estudio online, para conocer el perfil y los desafíos del community manager en Argentina.

Participaron los siguientes targets (ver perfil de entrevistados).

Del análisis de los resultados, es posible establecer seguidamente además las 10 principales tendencias asociadas a la función del community manager en las empresas locales:

FUNCIONES
HABILIDADES Y DESTREZAS
RELEVANCIA

OPERACIÓN…

Más detalle de la página 39 - 44 aquí

domingo, 17 de junio de 2012

Para la dirección de empresas, el cerebro es el elemento más valioso a menos coste

M. Rivas (AINACE): “Para la dirección de empresas, el cerebro es el elemento más valioso a menos coste”
12 Mayo 2012

“El cerebro es el motor para todos aquellos que quieran volar”, aseguró Miguel Rivas, neuroeconomista, profesor de U.C.L.AN. y director general de AINACE, la Asociación Iberoamericana de Neurociencia Aplicada a la Comunicación y la Economía, en una entrevista para el programa Con Acento de Radio Alma, en Bruselas.

Según explicó Rivas, desde el punto de vista de la dirección de empresas, se ha demostrado que el cerebro es el “elemento más valioso a menor coste. Hoy en día las empresas que lideran este proceso de dar cabida al cerebro no pierden el tiempo y están creando unidades de neurociencia”.

 “Tenemos que saber muy bien qué tipo de inferencia emocional tenemos o nos lleva a satisfacer nuestros recursos”, comentó Rivas. “El cerebro es la maravillosa combinación de las tres realidades (racional, emocional y reptiliano) con una característica tremenda: que lo racional es apenas el 0,1% de nuestra evolución como seres en este mundo”. Y lo cierto es que “somos seres emocionales que muchas veces buscamos en la razón la justificación de nuestros actos”, aseguró.

Desde AINACE, explicó Rivas, lo que se busca es cambiar el “feedback” por el “feelback”, es decir, “déjame escuchar qué te pasa, déjame escuchar qué sientes a partir de lo que te digo, de lo que te propongo, de lo que estamos negociando”.

Por otro lado, Rivas destacó que “la corriente científica actual respalda la afirmación de que la vida mental intensa desempeña un papel esencial en el bienestar cognitivo emocional, pero no solamente en las etapas avanzadas de la vida”. “Hoy día podemos decir que los seres humanos podemos crear neuronas a lo largo de nuestra vida” asegurando la supervivencia del hemisferio derecho, “nuestro archivo creativo, nuestro archivo sensorial”, aunque se encuentra en minoría con respecto al izquierdo.

Hoy en esta sociedad yo ya empiezo a ver, lamentablemente, personas con más neuronas y personas con menos neuronas. Y esto se ve claramente cuando los resultados de una empresa son solamente económicos. No les interesa la satisfacción emocional de sus trabajadores”, aseguró Rivas. “El gran desafío es alcanzar objetivos, y que los resultados sean vistos como consecuencia y no como objetivo exclusivo de la gestión”, añadió.

“Yo creo que hoy en día en el mundo de la empresa, quien no hace las cosas con pasión no marca diferencia”, concluyó.