La cultura rige también la actividad del cerebro
Un
estudio descubre los efectos neuronales de los valores culturales
La
cultura, así como el nivel de identificación que tengamos con ella, no sólo
condiciona nuestros comportamientos, sino que también rige los patrones de la
actividad neuronal, según un estudio llevado a cabo en Estados Unidos con
individuos de dos grupos culturales diferentes. A través de imágenes de
resonancia magnética funcional, la investigación descubrió enormes diferencias
entre los patrones neuronales de ambos grupos culturales, así como la gran
actividad neuronal que se despliega en las áreas cerebrales relacionadas con la
atención, cuando se emiten juicios alejados de nuestra cosmovisión cultural.
Por Yaiza Martínez.
a cultura condiciona la
forma en que usamos el cerebro, señala un estudio del McGovern Institute for
Brain Research, del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT, por un equipo
de investigadores de la Stony Brook University de Nueva York, del MIT, y de la Stanford
University de California.
A esta conclusión han llegado los científicos a partir de una serie de exploraciones de resonancia magnética funcional (fMRI -tecnología que permite medir la respuesta hemodinámica (respuesta de regulación dinámica del flujo de sangre) vinculada a la actividad neuronal- de los cerebros de 20 personas, 10 de ellas orientales recién llegados a Estados Unidos, y otras 10 de origen norteamericano, informa el MIT en un comunicado.
A esta conclusión han llegado los científicos a partir de una serie de exploraciones de resonancia magnética funcional (fMRI -tecnología que permite medir la respuesta hemodinámica (respuesta de regulación dinámica del flujo de sangre) vinculada a la actividad neuronal- de los cerebros de 20 personas, 10 de ellas orientales recién llegados a Estados Unidos, y otras 10 de origen norteamericano, informa el MIT en un comunicado.
Los resultados obtenidos de
dichas exploraciones han demostrado por vez primera que la cultura en que
crecemos, así como el nivel de identificación que tengamos con ella, influye en
los patrones de la actividad cerebral de nuestras neuronas. Los científicos han
publicado un artículo al respecto en la revista especializada Psychological
Science.
Memoria y percepción
condicionadas
En ella explican que
investigaciones anteriores sobre el comportamiento, en las que se ha basado el
presente estudio, habían demostrado que las personas procedentes de contextos
culturales occidentales rinden mejor en tareas en las que se enfatizan las
dimensiones independientes (absolutas) en lugar de las dimensiones
interdependientes (relativas), y que exactamente a la inversa sucede con las
personas que proceden de contextos orientales.
Así, el hecho de que la
cultura americana, de valores individualistas, acentúe la independencia de los
objetos en relación a sus contextos, mientras que en las sociedades de Extremo
Oriente se acentúe lo colectivo y la interdependencia contextual de los
objetos, afecta a las percepciones.
Dichas investigaciones
anteriores habían demostrado asimismo que estas diferencias culturales pueden
influir también en la memoria. En el origen de la presente investigación estaba
la pregunta de si estas diferencias culturales podrían condicionar incluso la
actividad neuronal del cerebro.
Para descubrirlo, los científicos, liderados por John Gabrieli, del McGovern Institute for Brain del MIT, pidieron a los participantes en la investigación que realizaran rápidos juicios de percepción de una serie de imágenes presentadas, al mismo tiempo que sus cerebros eran escaneados con la fMRI.
Cultura en la actividad cerebral
Para descubrirlo, los científicos, liderados por John Gabrieli, del McGovern Institute for Brain del MIT, pidieron a los participantes en la investigación que realizaran rápidos juicios de percepción de una serie de imágenes presentadas, al mismo tiempo que sus cerebros eran escaneados con la fMRI.
Cultura en la actividad cerebral
Según explica la Stony
Brooks University, las respuestas de los participantes, simultáneas a la
medición de su actividad cerebral, sirvieron para medir su percepción de la
independencia o interdependencia de los objetos.
Las imágenes presentadas
consistían en diagramas consecutivos en los que había una línea vertical dentro
de una caja. A los participantes se les mostró una serie de estos dibujos para
que emitieran su juicio de percepción en función de dos reglas: una de ellas
les exigía ignorar el contexto y definir la longitud de la línea sin tener en
cuenta el tamaño de los cuadrados (juicio absoluto). La otra regla consistía en
tener en cuenta el contexto, y comparar las proporciones de las líneas con los
cuadrados en los que estaban (juicio relativo).
Los cerebros de todos los
participantes fueron sometidos a las mediciones del escáner mientras realizaban
estos juicios aplicando los dos tipos de reglas. La intención era descubrir si
los patrones de actividad cerebral diferían según una u otra norma de atención.
Las tareas eran lo
suficientemente fáciles como para que los dos grupos las llevaran a cabo
correctamente, pero sí hubo diferencia en la actividad cerebral medida. Los
individuos de ambos grupos mostraron patrones de actividad cerebral distintos
en el momento de realizarlas: la activación de determinadas áreas del cerebro
era mucho menor cuando los juicios emitidos coincidían con los valores de sus
culturas.
Implicación cultural y
percepción
Según el artículo aparecido
en Psychological Science, “en cada grupo, la activación en las regiones frontal
y parietal del cerebro, que se sabe están asociadas al control de la atención,
fue mayor durante la emisión de juicios no-preferidos culturalmente que durante
la emisión de juicios preferidos culturalmente”.
Los científicos quedaron
sorprendidos por la magnitud de la diferencia de los patrones neuronales entre
ambos grupos culturales, así como de la enorme actividad neuronal vinculada al
sistema de atención del cerebro que se ponía en marcha cuando los participantes
emitían juicios alejados de su cosmovisión cultural.
Profundizando más en este
fenómeno, los investigadores descubrieron que en aquellos individuos más
identificados con su cultura, el efecto neuronal de los juicios que les
resultaban “extraños”, se acentuaba aún más que en el resto de individuos de su
misma cultura, pero menos implicados en ella.
Utilizando una serie de cuestionarios de preferencias y valores en las relaciones sociales de los participantes, calibraron su grado de identificación con su propia cultura. Así, pudo demostrarse que, en ambos grupos, una identificación más fuerte se correspondía con un patrón más intenso de activación cerebral específico de cada cultura.
Utilizando una serie de cuestionarios de preferencias y valores en las relaciones sociales de los participantes, calibraron su grado de identificación con su propia cultura. Así, pudo demostrarse que, en ambos grupos, una identificación más fuerte se correspondía con un patrón más intenso de activación cerebral específico de cada cultura.
De esta manera, explican los
investigadores, “el trasfondo cultural individual, así como el grado en que un
individuo da crédito a sus valores culturales, modera la activación de las
redes del cerebro implicadas, incluso durante la realización de tareas visuales
y de atención muy simples”.
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