jueves, 31 de enero de 2013

Enseñarles a gestionar sus emociones


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Hay que entrenar el cerebro en positivo


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domingo, 18 de noviembre de 2012

Música para un cerebro saludable

Música para un cerebro saludable


Los beneficios que aporta aprender a tocar un instrumento en el cerebro se mantienen a pesar de que, si tras la infancia, se abandona la práctica

Por JOSÉ A. RODRÍGUEZ 22 de julio de 2012

Estudiar música durante la infancia ayuda a que se formen conexiones alternativas en el cerebro de los niños. Un factor que, además, permite que mejore el rendimiento cognitivo en otros ámbitos, aparte del musical. Además, una reciente investigación señala que las clases de música en la infancia pueden convertirse en una de las mejores inversiones para la salud cerebral del futuro anciano y compensar la pérdida cognitiva propia del envejecimiento. En este artículo se detalla por qué recibir clases de música en la infancia ayuda a que el futuro anciano disfrute de un mejor funcionamiento cognitivo.

Numerosas investigaciones han demostrado que escuchar música durante la infancia o recibir clases de música tiene un importante efecto positivo para el desarrollo cognitivo y social de los más pequeños. Un estudio realizado por científicos de la Universidad Northwester, en EE.UU., mostró que la formación musical genera conexiones neuronales que mejoran otros aspectos de la comunicación. Por este motivo, los niños que estudian música tienen un vocabulario más amplio y una mejor capacidad de lectura.

BENEFICIOS PARA EL CEREBRO

Pero recibir una formación musical durante la infancia puede tener beneficios también muchos años después. Según un análisis realizado por psicólogos del Centro Médico de la Universidad de Kansas (EE.UU.), y publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría, recibir clases de música en la infancia ayuda a que el futuro anciano disfrute de un mejor funcionamiento cognitivo.

Para este estudio, los investigadores distribuyeron a 70 personas de entre 60 y 83 años de edad en tres grupos en función de su experiencia musical. Uno de los grupos era el de las personas que no habían recibido ningún tipo de formación musical. Otro estaba formado por mayores que habían empezado a estudiar música en la infancia y habían recibido formación durante menos de nueve años. Y en el tercer grupo estaban los ancianos que habían estudiado música como mínimo diez años.

Todos los participantes contaban un nivel de estudios y un estado de forma física similar y no tenían signos de sufrir la enfermedad de Alzheimer. Además, quienes habían recibido algún tipo de formación musical, habían empezado a estudiar música hacia los diez años de edad, aproximadamente. En cuanto al tipo de instrumentos, más de la mitad habían recibido clases de piano, mientras que casi una cuarta parte de los participantes habían aprendido a tocar instrumentos de viento. Y varios se habían formado en percusión.

CON MÚSICA, UN CEREBRO CON MÁS MEMORIA

Los participantes tuvieron que realizar tests de rendimiento cognitivo. Los investigadores querían evaluar funciones cognitivas que suelen disminuir con la edad y que empeoran cuando se sufre algún tipo de demencia.

Los ancianos que había recibido algún tipo de formación musical obtuvieron mejores resultados que los que no la habían recibido. Asimismo, las personas que tenían más años de formación musical fueron las que, en general, obtuvieron mejores resultados, sobre todo, en las pruebas de memoria visual, en las de nombrar objetos y en flexibilidad cognitiva (la capacidad de la mente para adaptarse a la nueva información).

Como señala Brenda Hanna-Pladdy, autora principal del estudio, "realizar una actividad musical durante toda la vida es un ejercicio cognitivo estimulante que ayuda a que el cerebro se enfrente mejor a los problemas del envejecimiento. Asimismo, como el estudio de un instrumento musical requiere años de práctica, seguramente favorece la creación de conexiones alternativas en el cerebro que permiten compensar la pérdida cognitiva propia de la vejez".

PARA UN CEREBRO SANO, MÁS AÑO DE EDUCACIÓN MUSICAL

A la vista de los resultados de este estudio, no es necesario tocar un instrumento toda la vida para beneficiarse de las lecciones musicales recibidas durante la infancia.

La mitad de los participantes en la investigación que habían percibido una formación musical hacía años que no practicaban. Y obtuvieron los mismos buenos resultados que las personas que habían estado tocando toda su vida. Así que, como opinan los investigadores, parece ser que son más importantes los años de educación musical recibidos en la niñez que continuar tocando un instrumento toda la vida.

OTROS BENEFICIOS DE LA FORMACIÓN MUSICAL DURANTE LA INFANCIA

Más allá del aumento del rendimiento cognitivo en diversos ámbitos, aprender música durante la infancia ofrece otra serie de beneficios a nivel psicológico y social:

  • ayuda a mejorar la capacidad de concentración.
  • los niños que tocan en bandas u orquestas aprenden a trabajar en equipo, lo que fomenta valores como la cooperación y la solidaridad.
  • la música es una actividad placentera que, además, puede ser muy relajante.
  • estudiar un instrumento musical fortalece la autoestima.

lunes, 1 de octubre de 2012

Científicos descubren por que los hombres se obsesionan con los pechos de las mujeres


Científicos descubren por que los hombres se obsesionan con los pechos de las mujeres
Para nadie en un secreto el efecto que puede generar un escote femenino entre los hombres. No se trata de que los pechos sean extremadamente voluminosos, basta con que las damas dejen ver un poco de su busto para que más de uno suspire.
Pero a qué se debe esta condición del género masculino que pareciera perder la concentración cuando su mirada se cruza con los pechos de una mujer. Los expertos en neurociencia social Larry Young y Brain Alexander han tratado de dar con las causas emocionales, biológicas y culturales de este fenómeno.
Según estos autores, una de las razones por las que los hombres heterosexuales están fascinados con los senos femeninos es una hormona liberada durante la lactancia, la oxitocina, que promueve a formar un poderoso vínculo entre la madre y el recién nacido, y que también tiene la función de crear una unidad en la evolución de una relación entre dos amantes.
El Dr. Young indicó que “somos los únicos mamíferos fascinados sexualmente con el pecho femenino, y las mujeres son también los únicos mamíferos hembras cuyos senos aumentan de tamaño en la pubertad, independientemente de que haya o no embarazo. Además, también somos la única especie en la que existen caricias, masajes o estimulación oral por parte del hombre a la mujer durante las relaciones sexuales”.
Asimismo hay que resaltar que las mujeres disfrutan que se les preste atención a esta parte de su cuerpo.
Así se determinó en un estudio realizado por Roy Levin, de la Universidad de Sheffield; y Cindy Meston, de la Universidad de Texas, en el que se analizaron a 153 mujeres que respondieron positivamente a la estimulación de mamas y se encontró que el 82% estaban más excitadas si sus pechos o pezones eran acariciados.
Según los autores, la oxitocina también provocaría que buscáramos poner toda nuestra atención en la cara de nuestra pareja, en su olor y en su voz, y que la combinación de oxitocina junto a la estimulación de los pechos, y el pico de dopamina acompañante al placer de la relación, ayudaría a forjar una asociación entre los amantes.
Los investigadores concluyen que esta obsesión por los pechos femeninos es un impulso inconsciente evolutivo, no lo aprendemos, viene de fábrica.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Las emociones positivas podrían disminuir el riesgo cardiovascular

En este editorial los autores hacen referencia al trabajo No se preocupe, sea feliz: las emociones positivas y la disminución de los eventos coronarios en un plazo de 10 años”.

En su opinión, la relación entre la enfermedad cardiovascular (ECV) y la depresión genera numerosos interrogantes, como los referidos al tratamiento de los estados comórbidos. Está demostrado que quienes presentan en forma temprana un cuadro depresivo poseen un riesgo significativamente mayor de padecer una ECV tras la corrección de los factores de riesgo cardiovascular (CV) y que este efecto ocurre aun en ausencia del diagnóstico de depresión mayor. La depresión incrementa 1,5 a 2 veces el riesgo de ECV en los individuos que eran físicamente sanos. Además, los pacientes con ECV están expuestos a mayor riesgo de sufrir depresión. Cuando se asocian ambas entidades, el riesgo CV se incrementa más aún.

Los pacientes refractarios al primer esquema de tratamiento antidepresivo que sufrieron un evento coronario agudo poseen un riesgo CV mucho mayor. Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) y los antidepresivos tricíclicos (ATC) no parecen disminuir el riesgo CV asociado con la depresión a pesar de corregir algunas de las alteraciones que la acompañan, como el aumento de las citoquinas proinflamatorias, la disminución de la circulación de células endoteliales y la deficiencia de la biodisponibilidad del óxido nítrico.

La combinación de los ISRS con los ácidos grasos n-3 tampoco disminuye el riesgo en estos pacientes. Incluso en un estudio realizado en más de 99.000 pacientes que sobrevivieron a su primera internación por insuficiencia cardíaca la prescripción de los ATC y los ISRS se asoció con el aumento de la mortalidad global y la asociada con los eventos CV. Esto también se observó en los sujetos que reciben ISRS y betabloqueantes, lo cual hace necesaria la realización de un ensayo clínico que permita escoger el tratamiento antidepresivo más apropiado para los pacientes con ECV.

En el trabajo que comentan, los autores examinaron la asociación entre el estado de ánimo de los pacientes y la aparición de eventos CV corregidos por la edad, el sexo y los factores de riesgo. Encontraron que las emociones positivas tienen un efecto protector sobre el desarrollo de la enfermedad coronaria, mientras que los síntomas depresivos aumentan la probabilidad de la instalación de la cardiopatía isquémica.


Puntualizaron que resulta sencillo evaluar este aspecto en la consulta, por ejemplo, si el paciente sonríe o si manifiesta placer o interés por los hechos cotidianos. Dado que se trata de un estudio no experimental, los autores advierten que no se pudo determinar si las emociones positivas pueden afectar en forma directa o indirecta la ECV, debido a que ambos trastornos tienen un aspecto subyacente en común. Esto es de gran importancia para el tratamiento de las patologías agregadas. Si las emociones positivas pudieran moderar los efectos del estrés, la reducción de este provocaría una disminución del riesgo de ECV. El factor subyacente también podría mediar los efectos de las emociones negativas; por ejemplo, el sueño de mala calidad podría aumentar el riesgo de ECV y disminuir las emociones positivas.

Sin embargo, si las emociones positivas y la ECV tuvieran una relación directa, un antidepresivo atípico como el bupropión (que modula las actividades noradrenérgica y dopaminérgica centrales) podría ser más beneficioso sobre el sistema CV. Está demostrado que este fármaco es más estimulante del ánimo que los ISRS, además de facilitar el adelgazamiento y la suspensión del tabaquismo. En cambio, los ISRS pueden producir un aumento de peso y tener menor impacto sobre las emociones positivas.

Los autores cuestionan si el efecto de las emociones positivas está relacionado con el riesgo a largo plazo. Se halló que las emociones positivas se vinculan a un indicador de un control autonómico saludable, como la variabilidad de la frecuencia cardíaca. Además, advierten que si la reducción de las emociones positivas aumentara la mortalidad a largo plazo, no sería fácilmente modificable.


Tradicionalmente se ha postulado que es casi imposible instituir cambios prolongados en la cantidad de emociones positivas o negativas, y que los seres humanos poseen un punto de ajuste emocional al cual los individuos regresarían en forma independiente en los eventos vividos. También postularon que si bien una parte importante de las experiencias afectivas pueden estar determinadas genéticamente, las experiencias vitales pueden modificar el grado de felicidad a largo plazo. En los pacientes depresivos o con emociones negativas, podría resultar beneficiosa una intervención que los impulse a realizar actividades agradables en forma diaria para mejorar la calidad de vida y disminuir el riesgo CV.

Los investigadores de las escuelas de psicología positivas tuvieron éxito al hallar, en forma empírica, que mediante estrategias en lo social, lo psicológico, lo fisiológico y lo conductual pueden incrementar la felicidad a largo plazo. También se comprobó el aumento de la sensación de bienestar y felicidad en los sujetos bien contenidos y con un entorno social seguro. Además, estas estrategias que mejoran el desempeño social y disminuyen la ansiedad podrían influir en la función CV.


La realización de actividades vinculadas a la gratitud, elegir un enfoque optimista, realizar actos de gentileza, escribir o hablar sobre las emociones negativas de la vida, visualizarse de la mejor manera posible, disfrutar de instancias felices, asistir al aprendizaje de la apreciación de las emociones positivas de la vida, la misericordia, la autorreflexión, incrementan la sensación de bienestar. También se asocian con esta sensación el ejercicio regular, la actividad sexual y el buen sueño.

Actualmente se están realizando ensayos controlados y aleatorizados sobre las intervenciones destinadas a generar emociones positivas en los pacientes con ECV. Los investigadores consideran que determinarán su eficacia sobre la función CV y proveerán una nueva percepción sobre la naturaleza de la relación con ellas.

Los autores concluyen señalando que el círculo vicioso que vincula la ECV con la depresión y viceversa merece mayor atención, tanto de los psiquiatras como de los cardiólogos. El aparente fracaso de la terapia antidepresiva para romper el enlace entre estas entidades pone énfasis en la importancia de tener nuevos abordajes como los propuestos en el trabajo comentado. Estos nuevos tratamientos podrían abrir un nuevo campo terapéutico para los pacientes depresivos con ECV conocida.


Artículo redactado por SIIC –Sociedad Iberoamericana de Información Científica