sábado, 4 de enero de 2014

Hacer ejercicio promueve la salud cerebral




Una proteína cuya producción se incrementa mediante el ejercicio físico ha sido aislada y se ha administrado a ratones que no hacían ejercicio físico, y el resultado ha sido la activación de genes que promueven la salud cerebral y estimulan el crecimiento de nuevas sinapsis, necesarias para el aprendizaje y la memoria. Si la proteína puede obtenerse de forma estable e incluirse en un medicamento que resulte seguro y práctico de administrar a pacientes humanos, ello podría permitir la aplicación de mejores terapias contra la degeneración cognitiva en las personas ancianas y frenar los daños causados por enfermedades neurodegenerativas. 

En una investigación anterior se comprobó que la proteína, denominada FNDC5, es producida al trabajar los músculos, como sucede al correr, nadar o pedalear, y se libera en el torrente sanguíneo en forma de una variante llamada irisina. El incremento de FNDC5 estimula a su vez la expresión de una proteína, el factor neurotrófico derivado del cerebro, que es esencial para la creación de nuevas sinapsis en el hipocampo, una región cerebral esencial para la memoria y el aprendizaje, y más específicamente en el giro dentado.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Memoria a corto plazo

Desaparecerán de su memoria las preguntas y olvidará el martini que tomó mientras hablábamos. Su memoria es incapaz de guardar lo ocurrido días atrás. Solo tiene memoria a corto plazo y así aprendió a vivir desde los doce años.
Las consecuencias de un accidente de tránsito le impiden almacenar en su memoria las experiencias que deja el día a día. Pero Daniel logró terminar la carrera de diseño gráfico estudiando diez veces más que cualquier alumno promedio y grabando cada una de clases. Disfruta enamorarse porque cada vez que sale con una novia a un lugar es como la primera vez. Dice que tiene una ventaja frente a todas las personas pues no sufre con el pasado y lo único que le agradece al accidente es no tener prejuicios.

A sus 25 años cuenta que tiene varias estrategias para guardar recuerdos. En su estudio cuelga un tablero con notas y en su habitación hay hojas de papel autoadhesivo pegadas por todas partes. Así sabe si debe hacer algo para la universidad o cumplir con un compromiso. Leer más:

http://ve.noticias.yahoo.com/blogs/kienyke/despu%C3%A9s-de-un-accidente-daniel-s%C3%A1nchez-perdi%C3%B3-el-don-de-recordar-175952035.html

viernes, 6 de diciembre de 2013

Identificada región en el Cerebro asociada con la toma de decisiones

Identificada región en el Cerebro asociada con la toma de decisiones

Un nuevo estudio sugiere que una de las partes más pequeñas y más antiguas del cerebro en términos de evolución puede desempeñar un papel clave en la toma de decisiones.

Las investigaciones anteriores sugieren que la desconexión de la habenula lateral, una región del cerebro asociada con la depresión y conductas de evitación, provoca ratas a tomar decisiones más arriesgadas con recompensas más altas.

En un nuevo estudio publicado en la revista Nature Neuroscience, la University of British Columbia investigadores llegaron a un conjunto diferente de conclusiones después de las ratas de laboratorio de capacitación que escoger entre una pequeña recompensa de una bola de comida, en comparación con una recompensa de cuatros bolas de comida distribuido de forma esporádica.

Como los humanos, las ratas eligieron recompensas mayores que los costos, tales como el tiempo que tuvieron que esperar antes de recibir los alimentos, eran bajos, y optaron por premios más pequeños cuando los riesgos aumentan.

Una vez que los científicos se centraron en la habenula lateral fuera, en lugar de preferir la opción más riesgosa, las ratas parecieron perder la capacidad de formar decisiones, la selección de opciones al azar.

"Estos hallazgos clarifican los procesos cerebrales implicados en las decisiones importantes que tomamos a diario, desde la elección entre las ofertas de empleo, de decidir qué casa o un coche para comprar," el profesor Stan Floresco del Departamento de Psicología de la UBC y el Centro de Investigaciones sobre el Cerebro (BRC) dijo en un comunicado. "También sugiere que la comunidad científica no ha entendido el verdadero funcionamiento de esta misteriosa, pero importante, región del cerebro."

Más allá de la toma de decisiones, el estudio podría llevar consigo implicaciones significativas para la depresión, la esquizofrenia y el abuso de estimulantes - todos los cuales están asociados con alteraciones en los procesos de toma de costo-beneficio y otros comportamientos relacionados.

"La estimulación cerebral profunda - que se cree para inactivar el habenula lateral - se ha informado a mejorar los síntomas depresivos en los humanos", dijo Floresco. "Sin embargo, nuestros hallazgos sugieren que estas mejoras pueden no ser porque los pacientes se sienten más felices. Puede que simplemente ya no preocuparse tanto por lo que está haciendo sentir deprimido."

viernes, 20 de septiembre de 2013

Neurociencia aplicada a las Relaciones Industriales

Presentación de la 1era Jornada de Relaciones Industriales en el Auditorio de la Universidad José Antonio Páez.


Cómo diagnosticar las necesidades de formación, adiestramiento, entrenamiento, capacitación de las competencias emocionales, motivacionales, actitudinales, inter e intrapersonales con evidencia científica, logrando así transcender las subjetividad del individuo que levanta y recoge la información.

Esto permitirá al Relacionista Industrial construir programas de formación que serán diseñados según la necesidad real de cada ser humano que integra nuestra organización.

Para ello se requiere equipos y software especializados y un ente didáctico que maneje cierta metodología que implica lo conceptual, vivencial, experiencial y por último el proceso de reflexivo de toda esta dinámica.

domingo, 15 de septiembre de 2013

1er Jornada de Relaciones Industriales

¿Qué es el momento EUREKA?









Ese inspirador momento eureka que solo llega cuando el cerebro desconecta
Las vacaciones están para relajarse y también para permitir que el cerebro dé a luz grandes ideas. Dejar que la mente vague a sus anchas favorece que de pronto aparezca la solución a esas preocupaciones que nos llevan consumiendo durante meses en la mesa de trabajo. Es el momento eureka. Nace en las neuronas situadas sobre la oreja derecha y llega sin avisar, pero existe.

Tras varios días de darle vueltas y más vueltas al problema que le había encargado el rey sin llegar a ninguna conclusión, era hora de darse un baño y desconectar. Y, de repente, ahí estaba, ¡eureka!, claro como el agua. Arquímedes no pudo resistir la emoción y salió a la calle, aún desnudo y gritando “¡Lo he encontrado!”.

Aunque muchos historiadores han dudado de la veracidad de esta famosa anécdota, la exclamación atribuida a Arquímedes se ha instalado en el lenguaje para ilustrar ese instante feliz en el que alguien atormentado por un problema se topa con la solución en el momento en que se da por vencido y decide dejar de pensar en ello.

“Entré en un autobús para ir de algún sitio a otro. En el momento que puse mi pie en el escalón la idea vino a mí, sin nada en mis pensamientos que pareciera haber preparado el camino para ello: que la transformación que yo había utilizado para definir las funciones fuchsianas era idéntica a las de la geometría no euclidiana”, explicaba en 1908 el matemático francés Henri Poincaré.

Esto no solo les ocurre a las grandes mentes científicas enzarzadas en desenredar marañas de complejos abstractos. Todo el mundo puede tener un momento ¡ajá! y para alcanzarlo, lo mejor es levantarse de la mesa de trabajo y evadirse.

De pronto, cuando ni siquiera se tiene consciencia de estar pensando, aparece una solución que inmediatamente se reconoce como correcta, aunque después haya que desarrollarla, como hizo Poincaré: “No proseguí el razonamiento, ni hubiese tenido ocasión de ello, pues me senté en mi asiento y continué una conversación previa, pero estaba completamente seguro. A mi regreso a Caen lo comprobé concienzudamente por pundonor”. Lo curioso es que, normalmente, el afortunado no puede explicar qué proceso mental le ha llevado a la idea feliz.

Todo el mundo puede tener un momento eureka y para alcanzarlo, lo mejor es levantarse de la mesa de trabajo y evadirse.

En reposo, el cerebro hace excursiones

Pero, ¿el momento eureka existe realmente o es solo una sensación subjetiva? Según el investigador de la Universidad de Drexel (EEUU) John Kounios “sí, existe”, y aclara que hay dos mecanismos generales para la resolución de problemas: “De manera consciente y metódica, por análisis; y de forma repentina e inesperada, por inspiración”.

Gustavo Deco, jefe del grupo de Neurociencia Computacional de la Universidad Pompeu Fabra, ha estudiado a fondo qué hace el cerebro cuando no hace nada.

“Hemos visto que el cerebro en reposo está explorando todas sus posibilidades, probando toda su capacidad funcional. Se producen conexiones entre las diferentes áreas. Son lo que nosotros llamamos ‘excursiones dinámicas”, explica Deco a SINC.

Además añade que, “aunque relacionar nuestro trabajo con el efecto eureka es puramente especulativo, podría ser que en alguna de estas ‘excursiones’ se active una zona relacionada con el problema que cuando se estaba obsesionado con la solución del problema no se había encendido”.

Tómese un respiro
Desconectar y dejar vagar los pensamientos libremente puede ser considerado poco productivo y perjudicial. Además, según algunos psicólogos, es señal de infelicidad. Pero muchos científicos también lo han valorado como una fuente de inspiración.

Kounios, que ha investigado en profundidad los mecanismos neuronales del efecto Eureka, opina que “aunque dejar volar la mente dificulta ciertas actividades que requieren de atención constante, parece ser beneficioso para resolver problemas de forma creativa”.

Con la finalidad de comprobar que estos momentos de inspiración no son solo una percepción subjetiva, un grupo de investigación de la Universidad de california en Santa Barbara (EEUU) presentó un problema de creatividad a cuatro grupos de participantes.

El test consistía en encontrar tantos usos como fuera posible a un objeto dado durante un tiempo determinado.

El primer grupo descansó después de hacer la prueba por primera vez, el segundo realizó una tarea que reclamaba toda su atención. Otro equipo no tuvo descanso y al último se le entretuvo con una tarea poco exigente, que permitía a su mente distraerse con otras cosas. Cuando se les volvió a presentar el mismo tipo de test, solamente el cuarto grupo, el que había podido distraerse, mejoró su rendimiento.

Desconectar y dejar vagar los pensamientos puede ser considerado poco productivo, pero también se valora como una fuente de inspiración.

Desvelar qué es lo que ocurre en el cerebro cuando llega a estas conclusiones repentinas es otro cantar. ¿Actúa el mismo mecanismo neuronal en el proceso hacia una solución de forma metódica y consciente que cuando esta llega inesperadamente? ¿Es tan repentino como parece? ¿Dónde nacen estas ideas magníficas?

Las neuronas eureka están sobre la oreja derecha

“Nuestros estudios de neuroimagen muestran una activación del lóbulo temporal derecho, justo sobre la oreja, justo en el momento de la inspiración”, indica Kounios.

Según uno de sus estudios, publicado en la revista PLOS Biology, la idea nace en el hemisferio derecho del cerebro, sobre la oreja, en el llamado giro temporal superior (aSTG). Las neuronas de esta área forman conexiones, reconocen relaciones entre conceptos distantes y permiten entender metáforas y pillar las bromas.

A los participantes en este estudio se les presentaban tres palabras aparentemente sin relación (por ejemplo: roja, tarta y envenenada) y tenían que encontrar una con la que se pudiera formar conceptos relacionados con las tres palabras-problema (la solución en este caso sería manzana).

Se les preguntó si habían llegado a la solución por un proceso metódico y consciente o se les había ‘aparecido’. En el cerebro de aquellos que encontraban la respuesta por sorpresa se detectó una actividad repentina sobre la oreja derecha, en el aSTG.

Los científicos creen que esta área permite hacer conexiones insospechadas y rápidas entre conceptos conocidos. En el caso de Arquímedes, eso sería lo que le supuestamente le ocurrió al ver el desplazamiento del agua en la bañera y asociarlo con sus conocimientos sobre el peso y volumen de los objetos.

Aunque este estudio se hizo con problemas semánticos, Kounios asegura que “ocurre también con problemas visuales, por ejemplo, cuando una persona mira una imagen ambigua y repentinamente se da cuenta de lo que es”.

Según el científico “estos momentos eureka implican mecanismos cerebrales únicos” y asegura que a veces “conviene distraerse, dejar los problemas a un lado durante un tiempo y hacer otra cosa. Y entones, mirar al problema desde una nueva perspectiva”. Durante las vacaciones, nada de llevarse en la maleta los problemas con los que estamos obcecados.

Momentazos históricos

Verdad o leyenda, además de la historia de Arquímedes, hay varias anécdotas de cómo han nacido repentinamente algunas de las más grandes ideas de la ciencia.

Albert Einstein: El padre de la física estaba en tranvía, observando el reloj de la torre de Berna, cuando encontró la forma de reconciliar la teoría del espacio con la teoría del tiempo. El tiempo pasa a diferente velocidad dependiendo de cómo de rápido se mueva el observador. Es una de las bases de su Relatividad Especial.

Nikola Tesla: Paseando por un parque se le ocurrió la idea de corriente alterna e inmediatamente utilizó un palo para pintar la solución en el suelo. Al parecer para Nikola Tesla los momentos eureka eran el pan de cada día.

Philo Taylor Farnsworth: El inventor de las televisiones tal y como eran hasta la aparición de la pantalla LCD tuvo su gran idea mientras trabajaba en una plantación de patatas a los 14 años. Mientras araba los campos se dio cuenta de que un rayo de electrones podría escanear las imágenes línea a línea.

Kary Mullis: Conducía las tres horas que le separaban de su casa de fin de semana cuando se le ocurrió una idea que ha revolucionado el mundo de la biología. La PCR es una técnica que permite hacer millones de copias de un fragmento de ADN, la base de los análisis genéticos hoy día.

Percy Spencer: La idea del microondas para calentar comida nació cuando este ingeniero  se dio cuenta de que una chocolatina que guardaba en el bolsillo se había derretido mientras trabajaba con un radar.

Arthur Fry: Este científico estaba en la iglesia lamentándose de que los marcadores en su libro siempre se caían cuando se le ocurrió la genial idea de añadir un pegamento suave que había desarrollado un colega. Había nacido el post-it.

Más información: aquí

jueves, 15 de agosto de 2013

Los hábitos de los innovadores

Los hábitos de los innovadores

En el ADN de los Innovadores, trabajo realizado hace un par de años por Jeffrey H. Dyer, Hal B. Gregersen y Clayton M. Christensen, se describen los hábitos de gente como Steve Jobs, el hasta hace unas semanas visionario líder de Apple, y otros grandes innovadores actuales.

Esta investigación revela actitudes, comportamientos y habilidades comunes entre todos ellos, que les distinguen de la mayoría de directivos. Si ha sido posible descubrir estas características: ¿podría el resto de nosotros emularlas?

Antes de responder, déjame decirte que estudios realizados con personas gemelas idénticas, separadas al nacer, indican que nuestra habilidad para pensar de forma creativa viene dada, en una tercera parte, por la genética y, en las dos terceras partes restantes, por el aprendizaje: comprender las particularidades de cada habilidad, practicar una y otra vez con ellas y, finalmente, interiorizarlas.

Veamos ahora en qué consisten dichas cinco características:

Cuestionar, desafiar hipótesis, les permite romper con el statu quo y descubrir nuevas posibilidades. Steve Jobs no cejó en su empeño hasta lograr que su iPhone se controlara desde un solo botón, a pesar de que sus ingenieros insistían en que era imposible.

Observar, hasta los más pequeños, permite identificar problemas aún no resueltos o nuevas formas de hacer las cosas. iTunes e iPod fueron fruto de la pasión de Steve por la música y de su deseo de llevársela a todas partes con él, de una manera sencilla y práctica.

Experimentar, poniendo a prueba nuevas ideas y explorando sus posibilidades. Cuando pensamos en experimentos nos acordamos de científicos en bata blanca o de inventores como Thomas Edison, fabricando prototipos o lanzando experiencias piloto. ¿Imaginamos a Jobs destripando un Sony Walkman para juguetear?

Networking, con toda clase de directivos o personas de diferente perfil, les permiten obtener perspectivas muy distintas y contrastar sus propias reflexiones. Para ello visitan otros lugares, gente de otras disciplinas, asisten a conferencias impartidas por artistas, emprendedores, académicos o científicos que muestran sus ideas y proyectos con pasión, o participan en redes de intercambio de experiencias para ampliar sus horizontes de conocimiento.

Asociar, las cuatro pautas de acción anteriores, persiguiendo cultivar nuevos conceptos conectando problemas e ideas aparentemente inconexas. Para Steve Jobs “creatividad era conectar cosas” y eso fue lo que hizo con el primero de sus
iPods y con el resto de dispositivos que vinieron después.

En definitiva, el comportamiento innovador puede desarrollarse y fortalecerse a través del entrenamiento y la práctica. Hoy la mayoría de directivos comprende que es importante desarrollarlo, pero muchos desconocen aún el proceso y dónde practicarlo.

Con formación, coaching y desarrollo de habilidades, se pueden obtener grandes progresos en la propia capacidad para innovar, no solo en el desarrollo de productos y servicios, sino también de nuevos negocios o mejora de los existentes y en la mejora de procesos.

En cualquiera de los casos, lo primero es asignar tiempo, tanto uno mismo como el resto del equipo, para cultivar el pensamiento creativo y experimentar con nuevas ideas, es decir, para practicar la innovación, sin olvidar que habrá que ir sistematizando y organizando el proceso de aprendizaje o transformación, estableciendo objetivos medibles.

Ahí van algunos consejos adicionales para desarrollar tu propia capacidad innovadora. Construye una cartera de contactos para networking más allá del círculo de contactos cercanos; apúntate a una o varias asociaciones profesionales que ofrezcan oportunidades para reunirse y trabajar en grupo con directivos de, incluso, otras disciplinas; conócete mejor solicitando una evaluación de tus fortalezas y debilidades para la innovación; asiste a seminarios sobre el uso y aplicación de herramientas relacionadas con la creatividad y la innovación; trabaja sobre los resultados que arrojen las evaluaciones que hayas solicitado hacerte y ayúdate de un coach, en aquellos aspectos relacionados con tus comportamientos y actitudes que lo requieran.


Alcanzar la excelencia en innovación es algo que tampoco está a nuestro alcance. Se trata más bien de un camino que nunca tiene fin, y no de un destino. Durante ese recorrido, es bueno preguntarse regularmente, ¿cómo puedo seguir mejorando mis habilidades para la innovación? y continuar aprendiendo. Al fin y al cabo, ¿alguno de nosotros confiaría el desarrollo y crecimiento de su empresa a alguien con pocas habilidades para la innovación? Es decir, ¿a alguien incompetente en una de las competencias más eficaces hoy, tanto para el crecimiento como para la internacionalización?

Autor: Juan Liquete



lunes, 12 de agosto de 2013

Inteligencia social: la nueva ciencia del éxito

Inteligencia social: la nueva ciencia del éxito

Estás equivocado, absolutamente equivocado; y te lo voy a demostrar”. La persona que recibía estas afirmaciones era un militar de alta graduación y técnico experto que trabajaba para el departamento de Defensa, y la persona que las emitía era un asociado de mi compañía que tenía una gran capacidad técnica, pero una tremenda falta de habilidad social.

En un momento de la reunión con el experto del Gobierno, este opinó en contra de las posibilidades de una de nuestras tecnologías y mi compañero, que tenía una magnífica inteligencia  abstracta pero nula social, decidió que debía aclararle al militar algunas cosas. Sus palabras ocasionaron a nuestra empresa una pérdida de varios millones de dólares.

Competencia social
La capacidad para llevarse bien con la gente representa la inteligencia social, y es una de las competencias más importantes de nuestra inteligencia. Podemos decir que es una mezcla del entendimiento básico de las personas –una especie de percepción social estratégica– conjugada con una serie de capacidades para interactuar adecuadamente. La inteligencia social tiene cinco dimensiones sociales:

Un radar para leer el contexto social en el que nos encontramos y que nos permite elegir diferentes conductas.
Apariencia, qué es lo que los demás perciben de ti: confianza, auto-respeto y valoración personal.
Autenticidad, que no es más que una forma de conducta que genera la percepción de que eres honesto contigo mismo y con los demás.
Claridad, la utilización del lenguaje de forma efectiva, explicando los conceptos para que los demás los entiendan y persuadiéndoles con nuestras ideas.
Empatía, la capacidad de crear un sentido de conexión con los demás; hacer que los otros estén en tu misma onda y se te aproximen.

Todas estas dimensiones de conducta van desde una posición de altamente efectiva a muy poco efectiva, y su desarrollo ayuda a comprender el espacio social.

Tóxico o estimulante
Los comportamientos tóxicos contribuyen a la alineación al conflicto y a la animosidad, y hacen que los otros se sientan devaluados, molestos o frustrados; mientras que los estimulantes nos llevan hacia la empatía, la comprensión y la cooperación, y hacen que los otros se sientan valorados, capaces, respetados y apreciados. Las personas con una alta inteligencia social –aquellas que son esencialmente estimulantes en su conducta– resultan atractivas, mientras que las que tienen una baja inteligencia social resultan básicamente repelentes.

La principal causa de una baja inteligencia social es la falta de introspección. Las personas tóxicas están frecuentemente tan preocupadas por sus contradicciones internas que son incapaces de entender el impacto que tienen en los demás, por eso necesitan que les hagan ver cómo son percibidas.

Inteligencia social y emocional
La relación entre una y otra es cada día más clara. Por ejemplo, cuando Reagan era presidente de Estados Unidos generó un alto nivel de afecto que no hizo más que crecer una vez que dejó su cargo. Sin embargo, aquellos que trabajaban más próximos a él se daban cuenta de la paradójica contradicción entre su persona emocional y su persona social. Reagan era muy habilidoso para motivar y encantar a la gente; pero eran muy pocos quienes, a un nivel personal, podían conectar con él. Las relaciones con los miembros de su propia familia eran distantes y tensas. De hecho, sus colaboradores decían que les demostraba muy poco interés. Ronald Reagan era un hombre con una tremenda inteligencia social, pero con muy poca inteligencia emocional.

Necesitamos hacer de nuestra inteligencia social una prioridad y desarrollarla para ganar el respeto y cariño de quienes nos rodean. La necesitamos para aprender a colaborar e influir de forma efectiva y para conectar con aquellos a los que dirigimos.

Para conseguirlo, tenemos que trabajar nuestra empatía. Hemos de ser capaces de presentarnos de forma adecuada y ganarnos el respeto del equipo. La inteligencia social puede reducir el conflicto, crear colaboración y eliminar la polarización a través del entendimiento. Solo de esta forma movilizaremos a las personas hacia los objetivos comunes.

Por Karl Albrecht